En sus cortos 10 años fue intervenido quirúrgicamente tres veces porque convive con una enfermedad que por falta de colágeno y vitamina D, produce fracturas fácilmente en su cuerpo. La historia de superación y el pedido de ayuda.

Ignacio o Nachito Godoy como lo conocen en Centeno, su ciudad, nació hace diez años con 38 semanas de gestación. Su primer día de vida lloró mucho, tanto que los médicos debieron evaluar qué estaba pasando. Lo internaron en neonatología y le realizaron radiografías donde vieron que había nacido con dos fracturas, una en la clavícula izquierda y otra en el fémur derecho. A las pocas horas llegó el diagnóstico: Osteogenia Imperfecta que se conoce como huesos de cristal.

Se le llama así a la fragilidad ósea por falta de vitamina D y ausencia de colágeno. Que además de la rotura o fractura en los huesos trae otros problemas como pérdida del oído, escoliosis, retraso en la motricidad.

“Me dijeron que Nacho era una copa que si se caía, se rompía”, contó Belén, la mamá de Nacho quien de inmediato comenzó a hacer todo lo que los médicos decían: terapias, tratamientos, estimulaciones pero “con solo moverlo, él se fracturaba”.

Cuando el bebé cumplió seis meses, Belén pudo llevarlo a Buenos Aires, al Hospital Garrahan que además de atender a Nachito, sirvió de escuela para ella. “Ahí me enseñaron todo, incluso a cambiar los pañales de una forma específica para no quebrar sus huesitos”, señaló la mujer.

Con el avance de los meses, Nachito intentaba gatear o hacía fuerzas para pararse y aprender a caminar, pero sus huesos no lo soportaban. Sus fémures se rompieron tantas veces que los médicos debieron operarlo. La situación se repitió. En 2021 fue su último paso por el quirófano. “En ese entonces el clavo que le pusieron para unir su fémur costaba 600 mil pesos, un vecino donó el dinero”, contó Belén.

Los huesos del nene crecieron, y luego de las tres cirugías aprendió a caminar, dentro del hogar se moviliza con bastones canadienses, en la escuela usa silla de ruedas y está resguardado por todos sus compañeros de quinto grado que lo cuidan e integran en todas las actividades que realizan.

Pero justamente, con el crecimiento surgieron nuevos dolores y enfermedades. Para seguir mejorando su calidad de vida, necesita una cuarta operación, esta vez con tres clavos especiales. Cada uno de ellos tiene un valor de 7,5 millones de pesos.

“Tenía dos opciones, sentarme a esperar que la solución caiga del cielo o hacer algo”, señaló la mamá que organizó una rifa para comenzar a reunir el dinero que su hijo necesita. Además, creó una campaña en redes sociales y comenzó a recibir donaciones de vecinos, conocidos y personas de otros pueblos y ciudades que se solidarizaron con la causa.

El monto que se necesita es alto y la suma aún no se recaudó. No operar significa para Belén y Nachito retroceder. Los dos saben que no es la cura, pero sí una gran mejoría para la calidad de vida del niño de 10 años. Quienes quieran adquirir el bono contribución pueden contactarse por Instagram a la cuenta todos.xnachito o hacer sus donaciones al alias: Maria.757.clip.mp

Gentileza Rosario3