Autoridades de ambas Cámaras del Congreso copiaron el aumento para sus empleados que otorgó la administración nacional para julio y agosto, de 3,5% y 3%, respectivamente. Bajo estos preceptos, los senadores cobrarán el mes próximo cerca de $8,3 millones en bruto.
La firma de la nueva paritaria -para julio y agosto- ocurrió este lunes. La diferencia entre Diputados y el Senado es que la suba para todos los trabajadores del Congreso funciona de manera distinta para los legisladores, según cada Cámara.
En abril del corriente año, los senadores llevaron al recinto y aprobaron un proyecto que establece que las dietas pasarán a estar conformadas por 2.500 módulos, más un adicional de 1.000 módulos por gastos de representación y 500 módulos de adicional por desarraigo. Sobre el último punto, solo cuatro legisladores no lo cobran en la actualidad.
La iniciativa que se autogestionaron en aquella ocasión los senadores agregó una dieta más a las 12 que existían antes, para compensar el aguinaldo. Lo curioso de lo ocurrido este lunes no es tanto la suba -misma que en la administración nacional-, que es para todos los empleados del Congreso, sino lo acontecido la semana pasada.
El martes último, en la reunión de Labor Parlamentaria en la que se decidió posponer la sesión por jubilaciones -será el jueves-, la definición de la paritaria para todos los agentes que trabajan en el Congreso fue adelantada por la vicepresidenta y titular del Senado, Victoria Villarruel. También estaba al tanto de todo esto su par de Diputados, Martín Menem. Allí, los legisladores cobran menos en mano y utilizan otra mecánica.
El pleno del Senado en abril, cuando los legisladores de todos los bloques gestionaron un proyecto y se aumentaron sus dietas (NA)
Durante dicho convite, se mencionó la posibilidad de desengancharse de la suba en cuestión. En abril pasado, varios bloques y legisladores -opositores y oficialistas- presentaron notas para no aceptar el aumento votado en el recinto -no es posible llevarlo a cabo-; otros, deslizaron en medios provinciales que lo donarían. No obstante, en la reunión del martes último, los representantes de las distintas bancadas no emitieron sonido alguno.
La única integrante del Senado que no gozará de esta paritaria será Alicia Kirchner, del Frente de Todos. Antes de ingresar como legisladora y, como suele ocurrir en el Estado, tuvo que llenar un formulario obligatorio y eligió mantener su jubilación y no el sueldo de parlamentaria.
En la sesión de abril pasado, hubo senadores que se mostraron de acuerdo y después sacaron los pies del plato; también se registraron dos votaciones -una requería los dos tercios- a mano alzada y rápidas, sin ninguna solicitud para que ambas fueran por medios electrónicos, para que no quedara constancia de cada decisión; y tercero, legisladores juguetearon con la mano para no mostrar, en realidad, qué era lo que avalaban.
“Muchos se quejan o rechazan, pero vamos a ver si donan o no este aumento. Al final, los kirchneristas y peronistas fueron mucho más orgánicos que el resto del recinto y bancaron la parada”, se sinceró un legislador ante la prensa acreditada al término de dicha sesión.
Tiempo después, también en el recinto, el jefe de La Libertad Avanza en la Cámara alta, Ezequiel Atauche (Jujuy) solicitó un pedido de preferencia, con dictamen de las respectivas comisiones, para que en el próximo encuentro se tratasen todos los proyectos sobre los que se solicitaron sesiones especiales a Villarruel. Había del oficialismo y la oposición.
En esa bandeja se encontraban la declaración de emergencia presupuestaria de las universidades nacionales durante 2024; el incremento progresivo y sostenido del presupuesto nacional destinado a la educación universitaria; la suspensión de tarifas eléctricas; el tope máximo a la percepción de haberes en el Estado; y restablecer la vigencia del Fondo Nacional de Incentivo Docente. También aparecía la desactivación del polémico aumento de dietas que votaron los senadores. ¿Cómo votó la mayoría? Por la negativa.