La Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguró “en todo el mundo, por lo menos 2.200 millones de personas padecen deficiencia visual, y de ellas, por lo menos 1.000 millones tienen una deficiencia visual que podría haberse evitado o que aún no se ha tratado”. De este total, 609 millones son mujeres (55%) y 497 millones son hombres (45%), señalaron desde IAPB.
Según la Agencia Internacional para la Prevención de la Ceguera (IAPB), las mujeres tienen un 11% más de probabilidades de tener problemas de visión de cerca y un 15% más de posibilidades de desarrollar un deterioro visual moderado a severo respecto a los hombres. Es por este motivo que, ante este escenario, los expertos advierten la importancia de conocer cuáles son los principales aspectos que se deben tener en cuenta en cada etapa de la vida para garantizar la salud ocular femenina.
Para los expertos, esta situación estaría vinculada con varios aspectos, uno de ellos se relaciona con que las mujeres tienen una esperanza de vida promedio más larga que los hombres, lo que las expone a un mayor riesgo de desarrollar enfermedades oculares relacionadas con el envejecimiento, como cataratas, presbicia, glaucoma o degeneración macular.
En la adolescencia, el impacto de la exposición a las pantallas y el código genético pueden influir en la salud ocular femenina
Asimismo, las desigualdades sociales, económicas y culturales pueden limitar el acceso de las mismas a servicios de salud visual, aumentando el riesgo de problemas no detectados o tratados inadecuadamente. Mientras que otro factor significativo que puede contribuir a la aparición de patologías oculares se relaciona con los cambios hormonales que ocurren durante la menstruación, el embarazo o la menopausia.
Ante esta realidad, advierten los especialistas, es crucial entender los problemas visuales más comunes en cada etapa de la vida para prevenirlos y tomar medidas adecuadas.
Cómo prevenir los problemas oculares femeninos, dependiendo de la etapa de la vida
A medida que las mujeres transitan su vida, existen distintos estudios que son esenciales para evitar los problemas oculares. Aquí un repaso:
Embarazo, una etapa de cambios en la visión que son esenciales abordar en la consulta médica Getty
– Infancia y adolescencia: en esta etapa es común el desarrollo de problemas visuales como la miopía, hipermetropía y astigmatismo. Estas condiciones pueden estar influenciadas por factores genéticos, así como por el entorno (exposición prolongada a pantallas, falta de iluminación adecuada, entre otros) y una dieta deficiente en nutrientes esenciales.
– Juventud: a medida que avanza la vida, las jóvenes deben estar atentas a las dificultades adicionales relacionadas con el uso prolongado de dispositivos digitales, como computadoras, teléfonos móviles y tabletas, especialmente en el entorno laboral o educativo. La fatiga visual y la sequedad ocular son comunes. En este sentido, los profesionales recomiendan hacer breves pausas para descansar los ojos, ajustar el brillo y contraste de las pantallas y asegurarse de contar con una buena iluminación.
– Embarazo y el posparto: se pueden experimentar cambios en la visión debido a las fluctuaciones hormonales y la retención de líquidos. Los niveles elevados de hormonas pueden causar visión borrosa, manchas en la vista y sequedad ocular. Aunque estos problemas suelen ser temporales, algunas mujeres pueden desarrollar retinopatía del embarazo, que afecta los vasos sanguíneos de la retina y puede dañar la visión a largo plazo, según la Academia Americana de Oftalmología.
Desde la niñez hasta la vejez, cada etapa cuenta en la salud visual femenina Getty
– Menopausia: los cambios hormonales relacionados con esta etapa de la vida femenina pueden afectar la salud visual. La sequedad ocular, la sensibilidad a la luz y los cambios en la percepción de colores son síntomas comunes. Además, las mujeres pueden enfrentar un mayor riesgo de desarrollar enfermedades oculares como la degeneración macular relacionada con la edad y el síndrome de ojo seco.
– Mayores de 40 años: en esta etapa se pueden desarrollar afecciones visuales asociadas con el envejecimiento, como la presbicia (o vista cansada), las cataratas y el glaucoma. La presbicia afecta a la mayoría de las personas mayores de 40 años y se caracteriza por la pérdida de capacidad para enfocar objetos cercanos. Las cataratas y el glaucoma son afecciones más graves que requieren atención médica, siendo que mientras las primeras causan visión borrosa y deslumbramiento, la segunda daña el nervio óptico y puede resultar en una pérdida gradual de la visión.
Cuáles son las acciones que se pueden adoptar para cuidar la salud visual
Ante este escenario, los expertos coinciden en que hay medidas que se pueden tomar para cuidar y preservar la salud de los ojos a lo largo de todas estas etapas de la vida.
Menopausia y visión, el delicado baile de los cambios hormonales (Getty)
– Chequeos periódicos: el consultar de forma rutinaria con un oftalmólogo se puede detectar y corregir cualquier problema visual a tiempo.
– Hábitos saludables: es importante limitar el tiempo de exposición a pantallas, mantener una iluminación adecuada durante el estudio o juego y seguir una dieta balanceada rica en nutrientes esenciales para la salud ocular, como ácidos grasos omega-3 y vitaminas A, C y E.
– Lentes con filtros UV: se pueden proteger a los ojos de la radiación ultravioleta de los rayos solares usando lentes con filtros UV, los cuales permiten principalmente reducir el riesgo de desarrollar cataratas o degeneración macular.
– Hidratación: mantener una hidratación adecuada es esencial para evitar la sequedad ocular. El uso de lágrimas artificiales o gotas oftálmicas puede proporcionar alivio y humectar los ojos, especialmente en situaciones donde se experimenta irritación ocular debido a factores ambientales, uso prolongado de dispositivos digitales o exposición a aires acondicionados o calefacción. Es esencial consultar con un oftalmólogo para determinar cuál es el tipo más adecuado para cada persona, teniendo en cuenta su situación particular y posibles afecciones oculares preexistentes.