En esta época del año los fuegos artificiales y pirotecnia aparecen en mayor cantidad y frecuencia. Lo que el grueso de la gente ve como una forma de celebrar, para algunos puede no serlo: los niños y adultos con autismo y trastornos de la modulación sensorial pueden sufrir por estos ruidos, debido a su hipersensibilidad auditiva: “Tristemente, no pude estar con mi familia”, contó uno de los chicos en la cuenta TGD Padres Rosario.
“Estoy en la habitación de mi tía porque me hace mal la pirotecnia”, agregó el joven. Y sumó: “Me encierro, me pongo auriculares, escucho música y eso me hace bien”.
“Siento una explosión violenta y como que se me tapan los oídos”, contó el joven.
“Terrible la pirotecnia, que falta de empatía, muchas personas en estos momentos, sus familiares encerradas. Todos tenemos derecho a festejar”, se quejaron desde esa organización.
Paulina Carullo médica neuróloga infantil (MN 108.282) del Departamento de Neuropediatría de Fleni, escribió en Télam: “Lo que para muchas personas son apenas ruidos molestos, se puede convertir en una tortura para muchas otras. Las personas con autismo y trastornos del procesamiento sensorial no perciben los estímulos auditivos de una manera habitual: en ellos, esta percepción de sonidos intensos, como es el caso de los cohetes, petardos y fuegos pirotécnicos que se emplean en celebraciones en estas fechas, pueden generar una sensación de dolor, generando estrés y una fuerte desregulación de la conducta y las emociones”.
Y sumó: “En casos extremos, puede llegar a generar autolesiones, agresiones físicas a terceros, llanto, gritos, y otras reacciones impulsivas por no comprender ni tolerar lo que sucede alrededor”.
Lo más urgente e importante es educar a toda la sociedad y especialmente a los familiares y gente cercana que convive con adultos y niños con autismo, para evitar el uso de pirotecnia sonora alrededor de ellos.