Hoy una localidad no olvida su pasado, por el contrario, lo vincula con las nuevas generaciones mediante un espacio verde para la recreación, y así, unir lazos los nuevos habitantes con sus fundadores. Lo que hoy es un sitio verde donde se oye el cantar de pájaros y el corretear del viento, supo ver la llegada de hombres de otras tierras, y el encuentro de ellos con los que ya se encontraban aquí. Y sin saber el cómo, se convirtió en la semilla que dio vida a la segunda colonia agrícola, San Jerónimo Norte. A continuación, la historia de estas primeras familias y del paraje Los Cuatro Montes.
En 1856, Ricardo Foster (1808-1865) adquirió tierras al fisco con la idea de formar nuevas colonias. Si bien durante esos años llegaron inmigrantes a la provincia debido a la noticia de la recién fundada colonia de Esperanza en 1855 y con la idea de instalarse en ella, muchos de ellos se quedaron sin tierra y sin un lugar donde vivir. Ante esta situación, Foster, les ofreció acudir a sus concesiones destinadas a tal efecto, pero ellos temían por la cercanía de un lugar llamado “El Sauce”, donde se encontraban unos 800 indios abiponeses.
Foster impulsó a idear el ambicioso plan de poblar la colonia él mismo con familias comprometidas, en lugar de esperar que los inmigrantes llegaran espontáneamente a Santa Fe. Y precisamente aquí, en este momento decisivo, tuvo lugar el encuentro providencial entre Ricardo Foster (1808-1865) y Lorenzo Bodenmann (1802-1873), otro visionario dotado de extrema paciencia y oriundo del cantón del Valais, que, motivado por el deseo de Foster, decide viajar a Europa en busca de inmigrantes.
Bodenmann, entusiasmó a las familias europeas con poblar la lejana colonia, regresando con nuevas familias en varias ocasiones, ayudándola a crecer y evitando el riesgo de disgregarse. En 1858 llegó a Argentina con las primeras 6 familias suizas y un hombre soltero después de 3 meses de viaje.
El 17 de abril de 1858 fue la fecha fijada de salida con Lorenzo Bodenmann (1802-1873) y cuando amaneció el día esperado, las familias de Ignacio Heymenn (1820-1898), Mauricio Jost, Pedro Perrig, Luis Hug, Bartolomé Blatter (1810-1904) e Ignacio Falchini (1800-c.1895), así como Pedro Bellwald. Atravesaron el mar viajando en el navío Asunción hasta desembarcar en la ciudad de Santa Fe.
Serían los primeros habitantes de la colonia San Jerónimo Norte. Sin embargo, luego de la llegada, Foster tuvo que generar tranquilidad ya que muchas de ellas aún temían lo que escuchaban sobre los indígenas que deambulaban por la región.
En cualquier caso, y para gran fortuna de la colonia San Jerónimo, la tenacidad de Foster finalmente logró capear este último peligro, consiguiendo que cinco familias se instalaran en la colonia con un total de 35 personas. Bartolomé Blatter (1810-1904), Ignacio Falchini (c.1811-c.1895), Pedro Perrig, Ignacio Heimo (1820-1898) y Luis Hug fueron los jefes de estas respectivas familias que llegaron al lugar elegido después de mucho viajar y dejar atrás.
El largo camino de Santa Fe a Córdoba pasaba por San Jerónimo del Sauce, Romero y Quebracho Herrado. Por el primer tramo del mismo transitaron las típicas carretas criollas tiradas por bueyes, en las que emprendieron su lenta marcha hacia el oeste aquellas cinco familias suizas.
Cuando las carretas se detuvieron, el lugar preciso donde se apearon, según la tradición, fue el de los “Cuatro Montes”, 4300 metros al sur de la ciudad o la calle ancha de esa época. Y sabemos que fue el domingo 15 de agosto de 1858, cuando allí, en esa amplia pradera, limitada sólo por el horizonte, sin escrituras notariales ni pomposas ceremonias formales, las semillas de los árboles robustos germinaron de forma natural y modesta, la segunda colonia agrícola de la provincia de Santa Fe en la República Argentina.
Lo que pudo haber a su alrededor, fue la vegetación propia del monte bajo que es espinillo, aromitos o chañares. Otro detalle a tener en cuenta es la ayuda inmediata que estos pobladores recibieron del Teniente Coronel Nicolás Denis (c. 1801-1869) y sus Lanceros del Sauce, fortaleciendo la afinidad y confianza con San Jerónimo del Sauce. Estos difíciles comienzos fueron superados sobre todo por la llegada de 20 nuevas familias del cantón de Valais en 1860, contratadas por Lorenzo Bodenmann (1802-1873), quien actuó como colaborador de Foster para que la colonia conservara su existencia, pero esa… ya es otra historia.
Publicado por Siguiendo Caminos