Bruno Palavecino, el chico de Gessler que sufrió un grave accidente hace dos meses, apuesta a la vida y a un futuro pleno de proyectos.
Tiene 20 años y aquel día circulaba en motocicleta cuando un hombre de 38 años lo chocó con su camioneta en ruta 6, entre San Carlos Sud y Gessler.
Lejos de detenerse a auxiliarlo, siguió como si nada hubiese pasado y el joven quedó tirado peleando por su vida a la vera de la ruta.
Bruno es un pibe muy querido, cosechó mil amigos y es deportista de ley. Juega en Argentino de San Carlos y también jugó en otros clubes de la región. De hecho hasta hace pocos meses se hablaba de que lo pretendían River Plate y el club Ciudad de Buenos Aires, pero esto cambió (por ahora) ya que debieron amputarle la pierna, producto del accidente.
“A mí me llevaron al Hospital Cullen y después al Sanatorio San Jerónimo.
Me enteré de que me cortaron la pierna cuando me desperté de la operación, le pedí a mi papá que me ayude a acomodar las piernas porque las sentía dormidas y me dijo que me faltaba esa pierna. Me largué a llorar un rato y después ya está”, relató.
“Vinieron muchos recuerdos a mi cabeza, se sintió fea esa situación, pero lo acepté rápido. La psicóloga del hospital me ayudó mucho”, agregó.
Bruno, con una entereza sublime habla de la angustia que vivió, del dolor que está muy adentro de su ser y de los planes que debió cambiar por esta situación que atraviesa.
Aun así, esto no lo aparta de sus sueños, de sus proyectos, de los tiempos buenos que se imagina que pronto vendrán. Quiere seguir haciendo deportes con una prótesis y retomar el estudio que estaba un poco relegado.
“Yo quiero romperme el ort… para volver a jugar, el vóley me ayudó en todos los momentos de mi vida, mi meta es volver a jugar, hablé con profesionales, kinesiólogos y me dijeron que es jodido, pero puedo volver a jugar”.
Bruno estudia Profesorado de Biología y de a poco va a retomar ese camino, pero por lo pronto volver a estar en una cancha de vóley es lo que lo desvela. Cada vez que habla de ese deporte le brillan los ojos y sonríe, como solo sonríen los apasionados cuando hablan de algo que aman.
Fuente: La Voz de la Región