Organizaciones involucradas en la lucha del consumo de drogas realizaron un relevamiento en una escuela secundaria de la ciudad de Santa Fe cuyos resultados fueron alarmantes.
Parte de estos datos se produjeron cuando en un establecimiento secundario local, un profesor realizó un relevamiento para tener conocimiento de qué proporción del alumnado admitía haber tenido un acercamiento a las drogas. A esto se sumaron acciones de ONG que aportaron más información.
El sacerdote Olidio Panigo emitió su opinión al respecto y contó el trabajo que realizan desde la Basílica de Guadalupe y la Casa Francisco Javier de la Rosa para lograr la recuperación de los que sufren de adicciones.
“El 90% de los chicos de quinto año habían probado alguna droga, entiéndase como marihuana o cocaína. Mientras que 40% de los de primer año ya había consumido. Esto no quiere decir que sean adictos, en algunos casos prueban, comienzan a fumar un cigarrillo por curiosidad, influencia de algún grupo o por no querer quedar mal, terminan probando”.
“Esto no quiere decir que sean adictos, pero en muchos casos es el inicio. Las causas para caer en una adicción son muchas, entre los adolescentes está la curiosidad porque lo hacen los amigos o compañeros. Este dato de una escuela secundaria no tiene que llamarnos la atención porque si uno se pone a hablar con los chicos estos reconocen que cuando salen se encuentran con el consumo de drogas de forma habitual”, agregó.
Para el cura es clave la prevención, así como también información al respecto: “No tenemos estadísticas como para otro tipo de situaciones en el país, vemos cuántas personas mueren de cáncer, por femicidio u homicidio, pero no hay sobre el consumo de drogas. Esto también impide saber por dónde comenzar a trabajar y apuntar”.
La Basílica de Guadalupe se presta como un espacio de encuentro para un grupo de narcóticos anónimos y de padres. A su vez, la institución cuenta con la Casa Francisco Javier de la Rosa: “Es parte del método del buen samaritano, una casa de preinternación donde hay ocho chicos de la calle o de escasos recursos y que tienen a dos servidores, los cuales se recuperaron por medio de este plan. Están aproximadamente un mes y luego pasan a la primera etapa, en total son cuatro para la recuperación. Se ve qué necesitan, tiene mucho que ver lo espiritual, el trabajo y la cuestión médica”.
Esta casa destinada a la recuperación se sostiene económicamente gracias al aporte de la gente y la venta de maceteros, que, si bien no generan muchos ingresos, ayuda. Además, cuentan con una huerta de la cual sacan verduras para cocinar.
El pasado 26 de junio fue el Día Mundial de la Lucha contra el uso indebido y el tráfico de drogas, motivo por el cual varias organizaciones lanzaron un comunicado: “Las drogas son una pandemia que cada vez se extiende más. El Covid-19 pasó, pero la pandemia de las drogas crece cada vez más. Hay mucho para hacer. No nos tienen que quedar solamente los ruidos de las balas de los narcos, nos tienen que quedar también las ganas de un pueblo que quiere transformar sus barrios en lugares donde los pibes y las pibas puedan crecer sanamente”.
A su vez, sugirieron “algunas propuestas para quienes resulten elegidos en las próximas elecciones”:
- Declarar la emergencia en adicciones.
- Llevar adelante políticas educativas y sociales que apunten a la prevención para evitar caer en el consumo problemático de drogas.
- Elaborar políticas públicas que atiendan a todas las personas que están en consumo y no tienen medios propios para salir de este flagelo.
- Establecer por ley la publicación de números y estadísticas que puedan brindar un estado de situación de las adicciones en Argentina.
- Decir no a la despenalización del consumo pero, al mismo tiempo, no criminalizar a quienes padecen adicciones.
- Elaborar un plan para que todos los medios de comunicación social publiquen diariamente noticias relacionadas con este problema.
- Sostener y potenciar el trabajo que viene haciendo la Agencia de Prevención de Drogas y Tratamiento Integral de la Adicciones, Aprecod.
- Trabajar en conjunto con las organizaciones sociales, religiosas, espacios culturales y educativos, deportivos, espacios de salud comunitaria, vecinos de la comunidad organizada, que ya lo están haciendo en la prevención y recuperación de quienes han caído en el consumo problemático de drogas.
