Es un hito para un club que, a contramano de la tendencia, no para de crecer y sorprender.
“Muchos nos dijeron que estábamos locos”, confiesa a El Litoral José María Schmidt, presidente de la institución, cuando hace 9 años comenzaron con los primeros trabajos de recuperación del predio y la infraestructura.
Y es que el proyecto de las nuevas líneas de tiro a 150 metros no fue cosa de un día. Todo comenzó hace seis años, cuando el terreno era un monte lleno de maleza y árboles enormes.
Con el apoyo incondicional de una comisión directiva joven y con “muchas ganas”, se inició la titánica tarea de desmontar, limpiar y nivelar. “La diferencia entre el loco y el genio es el resultado”, sentencia Schmidt.
Una obra impulsada por el corazón y la colaboración
El camino para lograr el proyecto no fue fácil. Con el apoyo de la Municipalidad de San Jerónimo Norte, en su momento del Senador Rubén Pirola, y principalmente del Ejército Argentino que se encargó del “trabajo sucio” de quitar las raíces, se inició el largo recorrido de recuperación. “Si hubiéramos tenido que contratar una máquina de esas, no lo podíamos hacer. Era imposible”, reconoce.
Pero además el titular de la entidad resaltó el apoyo económico de los vecinos de San Jerónimo Norte y colaboradores de otras localidades, quienes fueron fundamentales para plasmar los logros que hoy están a la vista en la institución más antigua de la ciudad.
Las renovadas líneas de tiro, marcan el inicio de una nueva etapa para la institución.
La obra, que avanzó “despacio, pero constante”, no se limitó a las nuevas líneas. La remodelación de la galería de tiro, con sus más de 150 años de historia, representó un desafío mayor. Se mantuvieron las paredes originales, pero la construcción moderna se abrió paso para mejorar la funcionalidad.
Las viejas puertas de madera, que ya no servían, fueron reemplazadas por modernas aberturas de aluminio y vidrio, lo que le dio al lugar una iluminación y una sensación de amplitud totalmente nuevas.
Schmidt adelantó que el objetivo “es mantener la fachada original, pero dotar al interior de la practicidad y la comodidad que los tiradores de hoy exigen. Por eso, optamos por colocar pisos de porcelanato y una nueva iluminación. No se trata solo de estética, sino de funcionalidad. La limpieza, por ejemplo, duraba apenas un día debido a la tierra que entraba por las viejas aberturas. Hoy, con las nuevas instalaciones, ese problema está resuelto y la gente que llega al Tiro se sorprende por las condiciones actuales de la institución”.
El regreso del fusil: 53 años después
Pero el plato fuerte es el torneo de fusil del domingo 14 de septiembre. Un evento que recupera una parte fundamental de la historia del Tiro.
La última vez que el polígono de San Jerónimo Norte vibró con el sonido de los fusiles fue en el año 1972. El robo de fusiles por parte de Montoneros en 1973 marcó el fin de una era.
La pasada semana se trabajó en la etapa final de las obras.
La regulación de armas en los años 80 y 90, con la creación del RENAR (ahora ANMaC) y las nuevas regulaciones, llevó a que muchas instituciones, incluido el de San Jerónimo, se vieran obligados a cerrar sus líneas de largo alcance y limitarse a los 50 metros.
“Las nuevas líneas a 150 metros no son sólo una ampliación, sino una devolución a la esencia del club, que nació con el tiro de fusil”, explica Schmidt.
El torneo del domingo contará con varias categorías, incluyendo una para miras abiertas, ideal para los que aún conservan fusiles antiguos. La mayoría, sin embargo, competirá en las seis líneas a 150 metros. Se espera la participación de unos 40 tiradores, provenientes de distintas localidades de Santa Fe y Entre Ríos.
Un ambiente de camaradería y ayuda mutua
Más allá de la competencia, lo que caracteriza al Tiro Federal de San Jerónimo Norte es el ambiente.
“El requisito que se pide para sacar el carnet de legítimo usuario, es que tengas un medio lícito de vida y no tener antecedentes penales, eso se ve en el ambiente que se genera cada fin de semana”, comenta Schmidt. El resultado es un espacio de camaradería, respeto y ayuda mutua, donde los tiradores comparten sus conocimientos.
El trabajo en equipo y la colaboración de socios y amigos han sido clave para el crecimiento del club. “Hacemos todo nosotros mismos”, dice Schmidt.
Las tareas de pintura y colocación se realizan con las propias manos de los miembros de la comisión y sus familias. Esta autogestión ha permitido que cada peso invertido rinda al máximo. “Con poco hacemos mucho”, asegura Schmidt.
Fundado el 5 de mayo de 1872, esta institución ha sido testigo y protagonista de la historia del tiro en Argentina.
La gente, que antes pensaba que el club estaba abandonado, hoy lo ve como un lugar de movimiento y crecimiento. Las luces que iluminan el predio por la noche, los autos que entran y salen, y el boca a boca, han despertado el interés de la comunidad.
Y es que el Tiro Federal de San Jerónimo Norte es mucho más que un “club de tiro”. Es una institución que renace, un ejemplo de trabajo, pasión y amistad.
La inauguración del sábado 13, con su acto protocolar, y el histórico torneo del domingo 14, que culminará con un asado a la estaca, marcan el inicio de una nueva etapa.
Una etapa en la que el ruido de los fusiles vuelve a sonar, reviviendo la historia y el espíritu del Tiro Federal que, hace 150 años, se construyó con ladrillo, barro y la pasión de sus fundadores. Y que hoy, con la misma pasión, se proyecta hacia el futuro.
Legado histórico
Ubicado en el corazón de la colonización suiza, el Tiro Federal Argentino (ex Tiro Suizo) de San Jerónimo Norte se erige como un bastión de la tradición y el deporte. Fundado el 5 de mayo de 1872, esta institución ha sido testigo y protagonista de la historia del tiro en Argentina.
Fundado el 5 de mayo de 1872, esta institución ha sido testigo y protagonista de la historia del tiro en Argentina.
Los orígenes del Tiro Federal Argentino se remontan a la llegada de los inmigrantes suizos a mediados del siglo XIX, quienes trajeron consigo la tradición del tiro con fusil a distancias de 300, 200 y 150 metros.
El edificio actual, inaugurado en el año 1894, es un testimonio de esa época y un símbolo del legado de estos pioneros de la formación de las colonias santafesinas.
El Litoral