El Vía Crucis guiado por el padre Ignacio Peries volvió a desbordar las calles de barrio Rucci de Rosario. Con un fuerte operativo de seguridad (hubo 300 agentes entre policías y gendarmes) unas 220 mil personas (según Defensa Civil) caminaron este viernes por la noche con velas encendidas rezando y meditando las 14 estaciones que describen los últimos momentos de la vida de Jesús en la tierra. Este año, los fieles hicieron fuertes reclamos por la seguridad y la paz.
“¿Cómo podemos lograr la paz?” se preguntó el carismático sacerdote antes de dar la bendición final. “No echemos la culpa a otros. Si queremos superar la violencia tomemos la decisión de educar a los hijos como corresponde. La mejor forma es que no falte la corrección paternal. Ese es el mejor camino para la paz”, animó antes de culminar un multitudinario encuentro de fe. Poco antes, una mujer le gritó “te amamos” y el cura se emocionó.
Como todos los años, desde temprano se pudieron ver en la zona de la parroquia Natividad del Señor (Mena 2284) colectivos estacionados procedentes de varias localidades. Antes de las 20, arrancó a moverse, muy cerca de la iglesia, la primera columna de personas que siguieron una de las cruces hacia calle Palliere. A la par, salieron otras dos columnas detrás de cruces y en una tercera fila los feligreses portaban la imagen de la Virgen de la Natividad.
“Pasó mucha gente toda la tarde, y esta vez muchos fueron con las reposeras directamente al lugar donde está la cruz gigante, que es donde al final el padre Ignacio da la bendición, contó Marcela Nóbilli, una vecina de la zona.
Por su parte, David, de 32 años, dijo que va al Vía Crucis desde los 7 años. “Me traía mi abuela y ahora que falleció yo sigo viniendo por ella”, contó el hombre que estaba muy cerca de las combis desde donde se oía el relato de los pasajes evangélicos y las reflexiones del padre Ignacio.
“Vengo a agradecer y a pedir que no haya tanta agresividad y violencia en todo el país”, destacó otra mujer que caminaba junto a su hija.
En efecto, Ignacio, momentos antes de comenzar la peregrinación, señaló que para recuperar la paz es necesario “volver a los valores de la familia y al diálogo”. Además, instó a los padres a ser ejemplo de los chicos.
Como todos los años, hubo relatos y reflexiones en italiano, en inglés y una canción en cingalés, el idioma de Sri Lanka, de donde procede el sacerdote quien aclaró que su familia estaba escuchando este Vía Crucis. También se difundió un tema en guaraní.
En la quinta estación, el padre Ignacio se detuvo especialmente a pedir trabajo para todos, “para que puedan sostener a sus familias”.
También se refirió a las madres que sufren por aquello que sucede a sus hijos: “No bajen los brazos”, les rogó e hizo una oración especial por ellas.
Antes de culminar el padre Ignacio se sinceró con los asistentes. “El Vía Crucis me da mucha fuerza”, confesó emocionado. “A veces me siento cansado, pero hoy (por ayer) tengo un amor grande por parte de ustedes”, manifestó a los fieles que seguían sus palabras.
Aplaudido por la multitud, se despidió agradeciendo a toda la gente que asistió al acto.
Desde la Municipalidad de Rosario hubo un amplio despliegue de agentes. Unas 300 personas de distintas reparticiones estuvieron en el lugar para garantizar el orden y la asistencia. Además, se sumaron gendarmes y policías.
También, se desviaron colectivos y se cerraron las calles adyacentes a la parroquia para dar prioridad a los peatones que se acercaron al lugar.