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Agustina Volpato viral en todo el país por rescatar y cuidar a una comadreja bebé

Si hay algo que enternece a los usuarios en redes sociales es el contenido sobre animales. Más precisamente, todo lo vinculado a los perros y gatos. Pero esta vez fue otra la especie que tomó el protagonismo de una historia tan linda como triste. Todo comenzó con el rescate que inició Agustina Volpato, una joven rescatista de Santa Fe, a una comadreja que había sido atropellada y abandonada cerca de su trabajo en San Jerónimo Norte, Santa Fe. El animal estaba tan malherido que murió minutos más tarde, pero sus crías recién nacidas quedaron indefensas y fue ella quien se hizo cargo de ponerlas a salvo.

La situación era crítica porque eran muy chiquitas, pero emprendió la labor de asistirlas, alimentarlas y acompañarlas en el proceso. Aunque pelearon hasta lo último, la única sobreviviente es Sia que lucha para mantenerse con vida y salir al mundo con la fuerza de sus hermanitos.

En paralelo, la chica decidió contar a través de (ex Twitter)el minuto a minuto de su evolución y dejar un mensaje de concientización sobre el cuidado de los animales. Lo que nunca se imaginó es que se volvería viral. “No esperaba que unas zarigüeyitas fueran a impactar tanto en la vida de alguien”, aseguró en diálogo con TN.

Sia es la única sobreviviente. (Foto: Gentileza Agustina Volpato)
Sia es la única sobreviviente. (Foto: Gentileza Agustina Volpato)

Rescatar animales, “un sentimiento de toda la vida”

Agustina tiene 25 años y desde muy chiquita mantiene un vínculo muy especial con los animales. “Hace diez años empecé a rescatar con más frecuencia, pero en realidad es un sentimiento de toda la vida”, cuenta.

Su primer rescate, quizás sin ser consciente que marcaría su destino, fue a los seis años, cuando volvía de comprar pan y se topó con un gatito abandonado, al que terminó adoptando y bautizó Oliver.

“Me crié en una familia muy bichera y siempre, si no era ayudando algún pariente, con mis hermanas estábamos con algún animalito”, recordó. Ya un poco más grande, a los 12 años, se metió a un voluntariado del barrio que se encargaba de ir a limpiar el refugio municipal.

En esa línea, señaló: “Ese amor es desde que soy muy chiquita, de respetar cualquier forma de vida. Desde el sapo que tenés en el patio de tu casa, hasta los pájaros que pasan, los perritos que ves en la calle y las comadrejitas que te encontrás”.

Actualmente, tiene muchos “compañeros”: 10 perros y 5 gatos. Además, tiene un 1 loro (Cotorra argentina) y 3 zarigüeyas en recuperación que serán liberadas cuando estén listos.

El rescate de las zarigüeyas: el minuto a minuto y la sobreviviente

El 28 de noviembre, Volpato recibió un aviso por WhatsApp en el que le informaban sobre una zarigüeya que había sido atropellada a dos cuadras de donde trabaja.

“Obviamente, la dejaron tirada porque era una zarigüeya. En la foto veía que había algunas crías en la calle y otras que salían de su marsupio, así que fuimos a buscarla porque dijeron que estaba viva. Cuando llegamos estaba apenas con vida, pero murió minutos después y juntamos a sus bebés”, relató. En total eran 10, dos murieron antes del rescate, y la madre.

A partir de ese momento, comenzó el proceso de cuidarlas y alimentarlas hasta que pudieran subsistir por su propia cuenta, aunque sabían que era un desafío muy complicado porque su estado era débil.

Algunas de las zarigüeyitas al principio del rescate. (Foto: Gentileza Agustina Volpato)
Algunas de las zarigüeyitas al principio del rescate. (Foto: Gentileza Agustina Volpato)

“Al principio mi vida giraba en torno a ellas. Cada 2 horas tomaban leche, me llevaba 1 hora atenderlas y después a las 2 horas otra vez lo mismo. Las llevaba a mi trabajo en el ‘marsupio de cartón’ y absolutamente toda mi vida se acomodó para que yo pueda alimentarlas a su horario”, sostuvo.

Como una especie de minuto a minuto, la joven a través de su cuenta (@aguuvolpato) relataba cómo era el estado de salud de cada una, los avances o retrocesos y su expectativa. Las pequeñas tenían mucha fuerza de voluntad, pero no fue suficiente y los primeros días fueron duros ante la pérdida de casi toda la familia de marsupiales, porque no solo ella se había encariñado, sino que la comunidad de las redes velaba por ellas: “No esperaba tanta repercusión. Es reconfortante porque hay gente que te anima y apoya, pero se me hacía pesado al principio, cuando todos los días se iba muriendo alguna zarigüeyita y me resultaba muy duro contarlo”.

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Sia jugando en su “marsupio de cartón”. (Video: Gentileza Agustina Volpato)

Finalmente, tras doce días, Sia fue la única que sobrevivió: llegó con 13 gramos y ya pesa 68. Come sólidos y está más independiente, pese a que tuvo algunos bajones. Su nombre no es casualidad: se llama igual que la artista que interpreta Unstoppable, la canción que en español significa “imparable”.

“El objetivo desde el principio siempre fue liberarla, pero para eso tiene que llegar a un buen peso (a partir de los 400 gramos) y además aprender habilidades que le permitan sobrevivir, por ejemplo, buscarse su comida, cazar insectos, trepar, usar su cola. Eso lo aprende en la última etapa antes de la liberación, en un recinto exterior que les armo”, puntualizó la joven.

Quienes entraron en ese período son Crash y Eddie, otras dos zarigüeyas más maduras: “Llegaron teniendo cerca de dos meses. Ahora pasaron a la última etapa previo a liberarlas. Están en un recinto en mi patio, aislados lo más posible de ruidos humanos, se alimentan de noche y solo los manipulo para lo indispensable. La idea de esto es que ellos vayan aprendiendo a valerse por sí mismos, en estos días ya empiezo a esconderles la comida y cuando sepan encontrarla, sean ágiles trepando y tengan buen peso, van a ser liberados”.

Crash y Eddie, las dos zarigüeyas que están cumpliendo la última etapa antes de ser liberadas. (Foto: Gentileza Agustina Volpato)
Crash y Eddie, las dos zarigüeyas que están cumpliendo la última etapa antes de ser liberadas. (Foto: Gentileza Agustina Volpato)

El mensaje de concientización sobre los animales

La joven manifestó la importancia de dar un mensaje concientizador a los usuarios sobre este tipo de animales: “La línea es muy fina. Uno tiene que generar la ternura necesaria para que la gente deje de tenerle asco o miedo a las zarigüeyas”. Pero advirtió: “Tampoco se busca que la gente se enternezca tanto porque después salen a buscar zarigüeyas para tener de mascota y eso no tiene que pasar”.

“Hay casos muy excepcionales donde, por ejemplo, pierden alguna extremidad o pierden la cola, entonces no es compatible su vida con la vida en libertad y tienen que vivir en cautiverio. Pero si están sanas y aptas, deben estar en libertad porque tienen rutinas que nosotros no podemos reproducir”, remarcó.

“Ellas tienen que vivir libres y que tienen que ser respetadas. Son animales muy importantes para el ecosistema porque se alimentan de langostas, alacranes, cucarachas, garrapatas, cualquier insecto que al ser humano por lo general les molestan. Tienen que dejar de creer que es un bicho que hay que matar y hay que empezar a verlo como un animal que convive con nosotros y que es fundamental en el ecosistema”, cerró.

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